Comentario
A lo largo del proceso de compra de tierras por parte de los grandes propietarios, el mediano y pequeño campesinado propietario disminuyó en número y potencia y los campesinos en conjunto vieron aumentadas sus cargas fiscales y de otros tipos de rentas, sin que ello repercutiera en inversiones o capitalización del medio rural por parte de una aristocracia que creció, y además añadió con cierta frecuencia a sus propias tierras otras de origen comunal y klasmático, y el usufructo de propiedades eclesiásticas que tenía en charistiké o encomienda: en principio, esta forma de cesión en precario se refería a tierras abandonadas o mal cultivadas por su propietario eclesiástico pero en el siglo XI se extendió fácilmente a las cultivadas. También en este siglo algunos aristócratas, ya grandes propietarios, comenzaron a disponer del impuesto territorial pagado por los campesinos de algunos distritos, por cesión imperial temporal en beneficio o pronoia, lo que les permitió aumentar su poder social y su fortuna.
Las grandes familias de la nueva aristocracia se desarrollaron así desde el siglo IX sin relación, al parecer, con la antigua, ya extinta, de la que las diferenciaba también una mayor presencia y control sobre sus dominios rurales, pues no se limitaban a vivir como rentistas en Constantinopla o en otras ciudades. Entre otros nombres recordemos los de las familias Melissenoi, Maleinoi, Skleroi, Briennoi, Focas, Doukai, Armeros, Comneno...